POLITICA
08/10/2025
Renuncia del primer ministro francés agudiza la inestabilidad política.
Por Emma Garcia
París, Francia — 7 de octubre de 2025.
La política francesa atraviesa una nueva sacudida tras la renuncia inesperada del primer ministro Sébastien Lecornu, quien dejó el cargo apenas 26 días después de haber sido nombrado por el presidente Emmanuel Macron. Su salida profundiza la ya prolongada crisis institucional que afecta al gobierno desde las elecciones legislativas de junio de 2024, cuando el oficialismo perdió la mayoría absoluta.
La dimisión de Lecornu —uno de los colaboradores más cercanos de Macron y considerado hasta ahora un operador eficaz dentro del ala moderada— ocurre en medio de crecientes tensiones internas en la coalición gubernamental y la imposibilidad de lograr consensos parlamentarios estables. Según fuentes del Elíseo, la renuncia se debió a "diferencias estratégicas irreconciliables" sobre la gestión económica y la reforma del sistema de pensiones, uno de los puntos más sensibles del mandato.
Macron aún no ha designado a un sucesor, pero analistas coinciden en que cualquier nuevo intento de formar gobierno será extremadamente complejo sin una alianza con sectores del centroizquierda o los republicanos. Mientras tanto, se especula sobre un eventual llamado a nuevas elecciones, algo que el presidente busca evitar ante el riesgo de una victoria de la extrema derecha liderada por Marine Le Pen.
En paralelo, la economía francesa muestra señales de estancamiento. El Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos (INSEE) informó que el crecimiento del PIB fue de apenas 0,1?% en el tercer trimestre, en parte debido a la incertidumbre política y la caída de la inversión privada. El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, reconoció que “la situación institucional está afectando la confianza empresarial y la capacidad del Estado para ejecutar su agenda económica”.
El descontento social también se ha intensificado. Las manifestaciones convocadas por sindicatos y estudiantes en París y Lyon se han multiplicado en las últimas semanas, reclamando mayor transparencia institucional y medidas concretas contra la inflación, que se mantiene por encima del 4?% anual. La renuncia del primer ministro solo ha incrementado las dudas sobre la dirección del gobierno.
A nivel europeo, la crisis francesa genera preocupación. Francia es la segunda economía de la eurozona y un actor clave en las decisiones del bloque. Funcionarios en Bruselas temen que la inestabilidad afecte la cohesión política del continente en un momento de desafíos comunes: desde la guerra en Ucrania hasta la crisis energética y el aumento del euroescepticismo.
La política francesa atraviesa una nueva sacudida tras la renuncia inesperada del primer ministro Sébastien Lecornu, quien dejó el cargo apenas 26 días después de haber sido nombrado por el presidente Emmanuel Macron. Su salida profundiza la ya prolongada crisis institucional que afecta al gobierno desde las elecciones legislativas de junio de 2024, cuando el oficialismo perdió la mayoría absoluta.
La dimisión de Lecornu —uno de los colaboradores más cercanos de Macron y considerado hasta ahora un operador eficaz dentro del ala moderada— ocurre en medio de crecientes tensiones internas en la coalición gubernamental y la imposibilidad de lograr consensos parlamentarios estables. Según fuentes del Elíseo, la renuncia se debió a "diferencias estratégicas irreconciliables" sobre la gestión económica y la reforma del sistema de pensiones, uno de los puntos más sensibles del mandato.
Macron aún no ha designado a un sucesor, pero analistas coinciden en que cualquier nuevo intento de formar gobierno será extremadamente complejo sin una alianza con sectores del centroizquierda o los republicanos. Mientras tanto, se especula sobre un eventual llamado a nuevas elecciones, algo que el presidente busca evitar ante el riesgo de una victoria de la extrema derecha liderada por Marine Le Pen.
En paralelo, la economía francesa muestra señales de estancamiento. El Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos (INSEE) informó que el crecimiento del PIB fue de apenas 0,1?% en el tercer trimestre, en parte debido a la incertidumbre política y la caída de la inversión privada. El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, reconoció que “la situación institucional está afectando la confianza empresarial y la capacidad del Estado para ejecutar su agenda económica”.
El descontento social también se ha intensificado. Las manifestaciones convocadas por sindicatos y estudiantes en París y Lyon se han multiplicado en las últimas semanas, reclamando mayor transparencia institucional y medidas concretas contra la inflación, que se mantiene por encima del 4?% anual. La renuncia del primer ministro solo ha incrementado las dudas sobre la dirección del gobierno.
A nivel europeo, la crisis francesa genera preocupación. Francia es la segunda economía de la eurozona y un actor clave en las decisiones del bloque. Funcionarios en Bruselas temen que la inestabilidad afecte la cohesión política del continente en un momento de desafíos comunes: desde la guerra en Ucrania hasta la crisis energética y el aumento del euroescepticismo.







