POLITICA
08/10/2025
Myanmar: un bombardeo del ejército deja al menos 24 muertos durante un festival budista
Por Tomas Peralta A
La tragedia ocurrió durante la celebración del festival budista de Thadingyut, una de las festividades más importantes de Myanmar, cuando parapentes del ejército birmano bombardearon una zona controlada por las fuerzas rebeldes en el estado de Shan, al este del país. Según fuentes locales y organizaciones de derechos humanos, el ataque dejó al menos 24 muertos y decenas de heridos, entre ellos mujeres y niños.
El régimen militar justificó la operación alegando que apuntaba a un “campamento insurgente” del Ejército de Liberación Nacional Ta’ang (TNLA), uno de los grupos étnicos armados que combaten al gobierno desde el golpe de Estado de febrero de 2021. Sin embargo, testigos y medios independientes denunciaron que el bombardeo impactó directamente sobre civiles que participaban en el festival, lo que podría constituir un crimen de guerra.
Desde el derrocamiento del gobierno civil de Aung San Suu Kyi, el país vive una guerra interna generalizada, con enfrentamientos entre las fuerzas armadas y una coalición de milicias étnicas y grupos prodemocráticos. Naciones Unidas calcula que más de 3 millones de personas han sido desplazadas y que miles de civiles han muerto desde el inicio del conflicto.
El uso de parapentes armados y drones se ha vuelto cada vez más frecuente en los ataques del ejército birmano, como parte de su estrategia para recuperar territorios perdidos ante la creciente ofensiva de los rebeldes en el norte y el este del país. El Consejo de Seguridad de la ONU y la ASEAN han expresado su preocupación por la escalada de violencia, aunque las sanciones internacionales y los llamados al diálogo no han logrado frenar las operaciones militares.
A casi cuatro años del golpe, Myanmar permanece aislada diplomáticamente, con una economía colapsada y una sociedad profundamente dividida. Los ataques como el de Shan reflejan el grado de brutalidad y descomposición del conflicto, en un país donde los espacios civiles y religiosos ya no están a salvo de la guerra.
El régimen militar justificó la operación alegando que apuntaba a un “campamento insurgente” del Ejército de Liberación Nacional Ta’ang (TNLA), uno de los grupos étnicos armados que combaten al gobierno desde el golpe de Estado de febrero de 2021. Sin embargo, testigos y medios independientes denunciaron que el bombardeo impactó directamente sobre civiles que participaban en el festival, lo que podría constituir un crimen de guerra.
Desde el derrocamiento del gobierno civil de Aung San Suu Kyi, el país vive una guerra interna generalizada, con enfrentamientos entre las fuerzas armadas y una coalición de milicias étnicas y grupos prodemocráticos. Naciones Unidas calcula que más de 3 millones de personas han sido desplazadas y que miles de civiles han muerto desde el inicio del conflicto.
El uso de parapentes armados y drones se ha vuelto cada vez más frecuente en los ataques del ejército birmano, como parte de su estrategia para recuperar territorios perdidos ante la creciente ofensiva de los rebeldes en el norte y el este del país. El Consejo de Seguridad de la ONU y la ASEAN han expresado su preocupación por la escalada de violencia, aunque las sanciones internacionales y los llamados al diálogo no han logrado frenar las operaciones militares.
A casi cuatro años del golpe, Myanmar permanece aislada diplomáticamente, con una economía colapsada y una sociedad profundamente dividida. Los ataques como el de Shan reflejan el grado de brutalidad y descomposición del conflicto, en un país donde los espacios civiles y religiosos ya no están a salvo de la guerra.
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