DEPORTES
09/10/2025
Murió Miguel Ángel Russo: el fútbol argentino despide a un maestro de la pasión y la lucha
Por Jose Manuel Ferrero
El fútbol argentino está de luto. Miguel Ángel Russo, histórico director técnico de Boca Juniors y referente indiscutido del deporte nacional, falleció este miércoles a los 69 años en su domicilio, rodeado de sus seres queridos. Su partida deja un vacío profundo en el corazón de los hinchas, colegas y jugadores que lo admiraron por su entrega, humildad y sabiduría.
Nacido el 9 de abril de 1956 en Valentín Alsina, Russo se destacó como volante central en Estudiantes de La Plata, club en el que jugó 435 partidos y ganó los torneos Metropolitano y Nacional de 1983. Su carrera como entrenador comenzó en Lanús y el Pincha, logrando ascensos a Primera División en 1992 y 1995. Desde entonces, su recorrido fue tan extenso como exitoso: Universidad de Chile, Rosario Central, Salamanca (España), Colón, Los Andes, Monarcas Morelia (México), Vélez —donde ganó el Clausura 2005— y Boca Juniors, con quien conquistó la Copa Libertadores en 2007, la última del club hasta hoy.
También dejó huella en San Lorenzo, Racing, Millonarios (campeón en Colombia en 2017), Alianza Lima, Cerro Porteño, Al Nassr (Arabia Saudita) y Rosario Central, donde levantó la Copa de la Liga 2023. En 2024 asumió en San Lorenzo en medio de una crisis institucional y, en 2025, regresó a Boca para su tercera etapa, iniciada en el Mundial de Clubes.
Desde 2017, Russo enfrentó un cáncer que deterioró su salud en los últimos meses. Fue internado por una infección urinaria el 2 de septiembre en el sanatorio Fleni, recibió el alta tres días después y volvió a dirigir en La Bombonera. Participó del viaje a Rosario para enfrentar a Central y estuvo al frente del equipo ante Central Córdoba.
El 22 de septiembre inició nuevos estudios médicos sin internación. Al día siguiente se reencontró con Juan Román Riquelme en Boca Predio, en un abrazo que conmovió al mundo xeneize. El 25 de septiembre fue hospitalizado nuevamente, pero decidió regresar a su hogar, donde fue acompañado por médicos y su círculo íntimo, evitando internaciones invasivas.
Miguel Ángel Russo fue mucho más que un técnico: fue un formador, un referente ético y un apasionado del fútbol. Su estilo sereno, su capacidad de adaptación y su amor por el juego lo convirtieron en un símbolo de respeto y profesionalismo. En cada club dejó una huella imborrable, y en Boca, una historia de amor eterno.
Nacido el 9 de abril de 1956 en Valentín Alsina, Russo se destacó como volante central en Estudiantes de La Plata, club en el que jugó 435 partidos y ganó los torneos Metropolitano y Nacional de 1983. Su carrera como entrenador comenzó en Lanús y el Pincha, logrando ascensos a Primera División en 1992 y 1995. Desde entonces, su recorrido fue tan extenso como exitoso: Universidad de Chile, Rosario Central, Salamanca (España), Colón, Los Andes, Monarcas Morelia (México), Vélez —donde ganó el Clausura 2005— y Boca Juniors, con quien conquistó la Copa Libertadores en 2007, la última del club hasta hoy.
También dejó huella en San Lorenzo, Racing, Millonarios (campeón en Colombia en 2017), Alianza Lima, Cerro Porteño, Al Nassr (Arabia Saudita) y Rosario Central, donde levantó la Copa de la Liga 2023. En 2024 asumió en San Lorenzo en medio de una crisis institucional y, en 2025, regresó a Boca para su tercera etapa, iniciada en el Mundial de Clubes.
Desde 2017, Russo enfrentó un cáncer que deterioró su salud en los últimos meses. Fue internado por una infección urinaria el 2 de septiembre en el sanatorio Fleni, recibió el alta tres días después y volvió a dirigir en La Bombonera. Participó del viaje a Rosario para enfrentar a Central y estuvo al frente del equipo ante Central Córdoba.
El 22 de septiembre inició nuevos estudios médicos sin internación. Al día siguiente se reencontró con Juan Román Riquelme en Boca Predio, en un abrazo que conmovió al mundo xeneize. El 25 de septiembre fue hospitalizado nuevamente, pero decidió regresar a su hogar, donde fue acompañado por médicos y su círculo íntimo, evitando internaciones invasivas.
Miguel Ángel Russo fue mucho más que un técnico: fue un formador, un referente ético y un apasionado del fútbol. Su estilo sereno, su capacidad de adaptación y su amor por el juego lo convirtieron en un símbolo de respeto y profesionalismo. En cada club dejó una huella imborrable, y en Boca, una historia de amor eterno.
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