POLITICA
06/10/2025
Greta Thunberg deportada de Israel tras su participación en flotilla humanitaria hacia Gaza
Por Tomas Peralta A
Greta Thunberg fue una de las 171 personas expulsadas por Israel tras participar en la flotilla humanitaria denominada Global Sumud, que buscaba entregar ayuda al enclave palestino Bloqueado por Israel. El convoy fue interceptado en aguas internacionales, y las autoridades israelíes detuvieron a activistas de más de 40 países.
Luego de su detención, numerosos participantes afirmaron que fueron sometidos a condiciones duras: golpizas, privación de agua y alimentos, celdas infestadas de chinches, humillaciones como ser fotografiados forzados a sostener banderas israelíes, y falta de acceso a atención médica o asesoría legal adecuada. Algunas de esas denuncias provienen de testigos, periodistas y representantes legales de los detenidos.
El gobierno israelí hizo pública una versión contraria, calificando las denuncias de maltrato como “noticias falsas” y asegurando que los derechos legales de los detenidos fueron respetados, con acceso a alimentación, agua y servicios sanitarios.
Al aterrizar en Atenas el 6 de octubre, Thunberg fue recibida por una multitud que la vitoreaba. En declaraciones, minimizó los abusos sufridos, afirmando que aunque podrían hablarse largo rato de maltratos, lo esencial era denunciar la “traición” del sistema internacional hacia el pueblo palestino y afirmar que “hay un genocidio en marcha”. Con el puño en alto, llamó a la responsabilidad internacional por las violaciones en Gaza.
Este episodio no solo refuerza la tensión entre activismo humanitario y medidas de seguridad nacional, sino que vuelve a poner en el foco internacional la situación de Gaza y el papel de organizaciones civiles que intentan desafiar el bloqueo. Las acusaciones contra Israel y la defensa oficial mantienen vivo el debate sobre el cumplimiento del derecho internacional en contextos de conflicto armado.
Luego de su detención, numerosos participantes afirmaron que fueron sometidos a condiciones duras: golpizas, privación de agua y alimentos, celdas infestadas de chinches, humillaciones como ser fotografiados forzados a sostener banderas israelíes, y falta de acceso a atención médica o asesoría legal adecuada. Algunas de esas denuncias provienen de testigos, periodistas y representantes legales de los detenidos.
El gobierno israelí hizo pública una versión contraria, calificando las denuncias de maltrato como “noticias falsas” y asegurando que los derechos legales de los detenidos fueron respetados, con acceso a alimentación, agua y servicios sanitarios.
Al aterrizar en Atenas el 6 de octubre, Thunberg fue recibida por una multitud que la vitoreaba. En declaraciones, minimizó los abusos sufridos, afirmando que aunque podrían hablarse largo rato de maltratos, lo esencial era denunciar la “traición” del sistema internacional hacia el pueblo palestino y afirmar que “hay un genocidio en marcha”. Con el puño en alto, llamó a la responsabilidad internacional por las violaciones en Gaza.
Este episodio no solo refuerza la tensión entre activismo humanitario y medidas de seguridad nacional, sino que vuelve a poner en el foco internacional la situación de Gaza y el papel de organizaciones civiles que intentan desafiar el bloqueo. Las acusaciones contra Israel y la defensa oficial mantienen vivo el debate sobre el cumplimiento del derecho internacional en contextos de conflicto armado.
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