POLITICA
30/09/2025
Europa enfrenta nuevas amenazas híbridas y movilización militar rusa sin precedentes
Por Emma Garcia
Europa se encuentra en un momento crítico ante la creciente amenaza de ataques híbridos y la movilización militar sin precedentes anunciada por Rusia. En las últimas semanas, varios países del continente han reportado incursiones de drones procedentes de Rusia que cruzaron sus fronteras, generando alarma y reforzando la percepción de un escenario de conflicto extendido y multifacético.
Los drones, pequeños vehículos no tripulados usados para reconocimiento y ataques selectivos, han sido detectados sobrevolando áreas cercanas a Polonia y Estonia, dos miembros clave de la OTAN. Estas incursiones no solo representan un desafío militar sino que también alimentan la incertidumbre política y la inseguridad en la región.
La ministra de Defensa de Dinamarca, Morten Bødskov, advirtió que este tipo de ataques híbridos —que combinan el uso de tecnología militar, campañas de desinformación y sabotajes encubiertos— “forman parte de la nueva realidad de seguridad en Europa”. Según Bødskov, la guerra ya no se limita a los frentes tradicionales, sino que se libra en múltiples dimensiones, poniendo a prueba la capacidad de defensa y resiliencia de los países europeos.
Además de los ataques con drones, Rusia ha anunciado una movilización masiva de tropas para este otoño, la más significativa desde 2016, con un llamado a 135.000 reclutas. Esta medida, que responde en parte a las presiones militares en el conflicto de Ucrania y a la necesidad de reforzar sus fuerzas, ha sido recibida con preocupación por las capitales europeas y los aliados de la OTAN.
Analistas internacionales señalan que esta movilización y los ataques híbridos forman parte de una estrategia para desgastar y desestabilizar a Europa y a sus socios, complicando las respuestas diplomáticas y militares. La combinación de tácticas convencionales y no convencionales amplía el campo de batalla y obliga a los países a adaptar sus políticas de defensa y seguridad.
Los gobiernos europeos han comenzado a reforzar sus sistemas de alerta temprana, mejorar la cooperación de inteligencia y aumentar los ejercicios militares conjuntos para responder a esta amenaza compleja y difusa. La OTAN, en particular, ha reiterado su compromiso con la defensa colectiva y la protección de sus fronteras.
La situación actual evidencia que el equilibrio en Europa del Este es frágil y que la seguridad continental requiere una mirada integral que incluya no solo capacidades militares, sino también la defensa frente a la desinformación y la ciberseguridad.
Los drones, pequeños vehículos no tripulados usados para reconocimiento y ataques selectivos, han sido detectados sobrevolando áreas cercanas a Polonia y Estonia, dos miembros clave de la OTAN. Estas incursiones no solo representan un desafío militar sino que también alimentan la incertidumbre política y la inseguridad en la región.
La ministra de Defensa de Dinamarca, Morten Bødskov, advirtió que este tipo de ataques híbridos —que combinan el uso de tecnología militar, campañas de desinformación y sabotajes encubiertos— “forman parte de la nueva realidad de seguridad en Europa”. Según Bødskov, la guerra ya no se limita a los frentes tradicionales, sino que se libra en múltiples dimensiones, poniendo a prueba la capacidad de defensa y resiliencia de los países europeos.
Además de los ataques con drones, Rusia ha anunciado una movilización masiva de tropas para este otoño, la más significativa desde 2016, con un llamado a 135.000 reclutas. Esta medida, que responde en parte a las presiones militares en el conflicto de Ucrania y a la necesidad de reforzar sus fuerzas, ha sido recibida con preocupación por las capitales europeas y los aliados de la OTAN.
Analistas internacionales señalan que esta movilización y los ataques híbridos forman parte de una estrategia para desgastar y desestabilizar a Europa y a sus socios, complicando las respuestas diplomáticas y militares. La combinación de tácticas convencionales y no convencionales amplía el campo de batalla y obliga a los países a adaptar sus políticas de defensa y seguridad.
Los gobiernos europeos han comenzado a reforzar sus sistemas de alerta temprana, mejorar la cooperación de inteligencia y aumentar los ejercicios militares conjuntos para responder a esta amenaza compleja y difusa. La OTAN, en particular, ha reiterado su compromiso con la defensa colectiva y la protección de sus fronteras.
La situación actual evidencia que el equilibrio en Europa del Este es frágil y que la seguridad continental requiere una mirada integral que incluya no solo capacidades militares, sino también la defensa frente a la desinformación y la ciberseguridad.
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