INTERES GENERAL
03/10/2025
Escalada diplomática por sequía extrema en la cuenca del Amazonas
Por Juana Merino
Manaos / Brasil – La cuenca del Amazonas atraviesa uno de sus momentos más críticos: la prolongada escasez de lluvias ha reducido los niveles de los ríos a niveles históricamente bajos, activando alarmas en gobiernos, comunidades indígenas y organizaciones ambientales.
¿Qué está sucediendo?
Los niveles de los principales afluentes han bajado drásticamente, lo que afecta el transporte fluvial, una vía fundamental para comunicar comunidades aisladas.
Las poblaciones ribereñas enfrentan dificultades para acceder a agua potable y alimentarse; cultivos pequeños se marchitan y la pesca, que sostiene economías locales, cae.
Impacto ambiental y humano
Bosques y ecosistemas acuáticos comienzan a mostrar signos de estrés: flora y fauna adaptadas a condiciones húmedas están en riesgo.
Hay reportes de incendios forestales cerca de áreas protegidas y reservas indígenas, posiblemente relacionados con la sequía y prácticas agrícolas.
Las comunidades indígenas denuncian que sus derechos no están siendo garantizados: acceso al agua, protección territorial y participación en decisiones de política hídrica.
Reacción institucional
Gobiernos de Brasil, Perú y Colombia convocaron reuniones de emergencia para coordinar respuestas conjuntas, desde infraestructuras de abastecimiento de agua hasta alertas tempranas para incendios.
Organizaciones internacionales ambientales piden declarar la cuenca en “estado de emergencia ambiental” para facilitar financiamiento internacional y cooperación urgente.
Lo que viene
Si no se revierten las condiciones climáticas pronto, aumentará la migración interna desde zonas rurales hacia ciudades, presionando servicios públicos ya al límite.
Las sequías pueden alterar patrones de lluvias futuros, lo que generará efectos acumulativos sobre agricultura y biodiversidad.
Lo que hoy se vive en el Amazonas no es sólo un desastre ecológico, sino una crisis humana que exige acción inmediata: sin coordinación regional y respaldo internacional, millones podrían sufrir consecuencias irreversibles.
¿Qué está sucediendo?
Los niveles de los principales afluentes han bajado drásticamente, lo que afecta el transporte fluvial, una vía fundamental para comunicar comunidades aisladas.
Las poblaciones ribereñas enfrentan dificultades para acceder a agua potable y alimentarse; cultivos pequeños se marchitan y la pesca, que sostiene economías locales, cae.
Impacto ambiental y humano
Bosques y ecosistemas acuáticos comienzan a mostrar signos de estrés: flora y fauna adaptadas a condiciones húmedas están en riesgo.
Hay reportes de incendios forestales cerca de áreas protegidas y reservas indígenas, posiblemente relacionados con la sequía y prácticas agrícolas.
Las comunidades indígenas denuncian que sus derechos no están siendo garantizados: acceso al agua, protección territorial y participación en decisiones de política hídrica.
Reacción institucional
Gobiernos de Brasil, Perú y Colombia convocaron reuniones de emergencia para coordinar respuestas conjuntas, desde infraestructuras de abastecimiento de agua hasta alertas tempranas para incendios.
Organizaciones internacionales ambientales piden declarar la cuenca en “estado de emergencia ambiental” para facilitar financiamiento internacional y cooperación urgente.
Lo que viene
Si no se revierten las condiciones climáticas pronto, aumentará la migración interna desde zonas rurales hacia ciudades, presionando servicios públicos ya al límite.
Las sequías pueden alterar patrones de lluvias futuros, lo que generará efectos acumulativos sobre agricultura y biodiversidad.
Lo que hoy se vive en el Amazonas no es sólo un desastre ecológico, sino una crisis humana que exige acción inmediata: sin coordinación regional y respaldo internacional, millones podrían sufrir consecuencias irreversibles.







